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Milán (Italia 1945)

LAS APARICIONES DE MILÁN

SAGRADA FAZ DE JESÚS


(Italia 1945)

En las Apariciones de Jacareí, Nuestro Señor Jesucristo y María Santísima nos han hecho recordar por medio de su siervo Marcos Tadeo, la importancia y la urgencia de la veneración a la Sagrada Faz de Nuestro Señor. Desde entonces se divulga de forma incansable estas revelaciones, con la progagación de la historia de las Apariciones en CD's, folletos que contienen la Coronilla de la Sagrada Faz, y principalmente la Fiesta pedida por Jesús y Su Santa Medalla de Su Sagrada y Divina Faz.
Veamos y meditemos un Mensaje dado por Nuestra Madre Santísima en Jacareí, donde nos exhorta a seguir difundiendo al mundo entero esta devoción tan olvidada y desconocida por muchos:

“Queridos hijos, hoy, en el día de la fiesta de la Sagrada Faz de Mi Hijo Jesús, Yo invito a todos ustedes a amaren más la Faz de Mi Hijo, dilatando los corazones de ustedes para Él.

Amen más la Faz de Mi Hijo Jesús, abriendo sus corazones a Él y dejando que Nuestra Llama de Amor, que es el Espíritu Santo, entre en los corazones de ustedes y realice en los corazones de ustedes la gran conversión.

Den espacio para esa Llama de Amor, dilaten sus corazones quitando fuera de los corazones de ustedes todo lo que es mundano, para que haya espacio para el Espíritu Santo y dilatando los corazones de ustedes para Mi Llama de Amor por fervientes oraciones, sacrificios, súplicas y lágrimas, pidiendo Mi Llama de Amor. Entonces, verdaderamente, Yo daré esa Llama a ustedes y esa Llama transformará a ustedes en los consoladores de la Faz de Mi Hijo Jesús, que darán a Él: honra, gloria y alabanza como nunca antes nadie dio.

Amen más la Faz de Mi Hijo Jesús, procurando crecer en el verdadero Amor a Él. Jesús es Amor y la Faz de Mi Hijo Jesús es la Faz del Amor. Quién quisiere conocer la Faz del Amor mire para la Faz de Mi Hijo, mire después también para Mi Faz revelada aquí y conocerán cómo es la Faz del Amor.

Déjense abrasar por ese Amor, déjense tomar por ese Amor, déjense consumir por ese Amor. Abran de par en par la puerta de sus corazones para ese Amor y dejen que Yo grabe en los corazones de ustedes la Faz de Mi Hijo Jesús, la Faz del Amor y Mi Faz Materna de Amor. Para que entonces, verdaderamente, sus corazones se asemejen a Nosotros en el amor y entonces, en el amor de ustedes todos puedan ver, sentir y querer Nuestro Amor.

Para crecer en el verdadero Amor, ustedes deben todos los días procurar entrar más en el templo de sus corazones y allí tener el encuentro con Mi Hijo Jesús en el amor profundo que sólo se encuentra en la oración, en la meditación y en la contemplación. Para eso, deben olvidar todo lo que es mundano, cerrar la puerta del alma a todo lo que es terrenal y transitorio, para que las puertas de sus almas se abran para poder sentir el Amor de Dios, percibir el Amor de Dios y conocer cómo es grande este Amor de Dios.

Cuando el alma hace eso, es visitada por Mi Hijo Jesús y por Mí allí en el templo de su corazón, en el templo de su alma y entonces, el alma finalmente encuentra el verdadero Amor, es abrasada por ese Amor, es llena de ese Amor y después que es llenada con ese Amor, queda plena, saciada en todas las necesidades de su alma. Ya no siente más necesidad de las cosas mundanas ni de los amores pasajeros de la tierra. Quiere sólo a Dios y Su Divino Amor. El alma goza, rejubila, exulta, se siente transportada, presa de amor.

Y entonces, en aquellas llamas ardientes de amor quema, arde y cuanto más arde, más desea arder y si ella no mira más, no mira nuevamente para las cosas mundanas ni para sí, pero tan solamente para ese Amor, entonces, esa Llama jamás disminuirá en ella, antes crecerá hasta tornarse un brasero, un incendio vivo de amor. Entonces, el alma llegará a un amor en pura transformación donde amará a Dios totalmente pura, puramente, libre de cualquier intención, deseo o mezcla de voluntad o cosas mundanas, personales. Amará a Dios por Él mismo, servirá y obedecerá a Dios por Él mismo, deseará dar a Dios el Amor-Filial porque Dios es Amor, porque Dios es Su Padre de Amor y el alma deseará incluso darle todo, hasta la propia vida y todavía eso le parecerá nada, poco.

Era ese amor en pura transformación que Yo di a Mis Pastorcitos de Fátima, que preparados por el Ángel de la Paz, ya estaban plenamente disponibles y capaces, preparados y prontos para recibir esa Llama de Amor que los llevó al amor en pura transformación en tan poco tiempo. Entonces, esa Llama de Amor Puro les cortó los lazos que los prendía a la tierra y ellos volaron rápidamente para el Cielo como relámpagos, como llamas y carruajes abrasadas de amor, más abrasadas que aquella de Elías y allá en los Cielos son Llamas de Amor que continuamente dan a Dios el calor del amor abrasado de sus corazones juntamente Conmigo.

Ese mismo amor quiero dar a ustedes Mis hijos, basta que dilaten sus corazones, basta que Me pidan con todas las fuerzas, que quieran esa Llama de Amor y que digan “No” a todo lo que impide esa Llama de Amor bajar de Mi Corazón a ustedes y entonces, verdaderamente, ustedes se transformarán en Mis Llamas de Amor que inclusive mostrarán al mundo la Faz del Amor que es la Faz de Mi Hijo Jesús y la Faz de la Madre del Amor, que es Mi Faz amorosa y complaciente, y entonces, Mis hijos finalmente vendrán a Mí, se enamorarán por Mí y por Mí irán todos al Señor y el mundo será salvo.

Continúen rezando Mi Rosario todos los días. Por ello, llevaré a ustedes hasta Mi Llama de Amor Puro del Amor Divino.

Continúen viniendo aquí para que Yo pueda dilatar los corazones de ustedes hasta que Yo pueda darles Mi Llama de Amor como di a Mis Pastorcitos en Fátima en la primera aparición y como di a Mi hijito Marcos en la segunda aparición. Entonces, ustedes nunca más serán los mismos y los corazones de ustedes finalmente serán capaces de dar a Dios el Amor-Filial que Él tanto desea y ustedes finalmente abrasarán al mundo con Mi Llama de Amor renovándolo y preparándolo para el descenso del Espíritu Santo en el Segundo Pentecostés Mundial.

Aquí en la persona, en el trabajo y en la palabra de Mi hijito Marcos, Yo muestro siempre más la Faz de Mi Hijo Jesús y Mi Faz de Amor que hace con que verdaderamente la dureza de muchos corazones sea en fin vencida por la fuerza de Mi Amor.

Ayuden a Mi hijo Marcos que es el siervo y el mensajero de la Faz de Mi Hijo Jesús y de Mi Faz, a hacer Nuestras Faces y Nuestros Corazones de Amor triunfaren en el mundo. A todos que hicieren eso, prometo la salvación y serán amadas por Mi Hijo y por Mí esas almas por toda la eternidad y esas almas estarán siempre en éxtasis eterno de amor, contemplando Nuestras Faces de un modo indescriptible y repleto de gloria en el Cielo.

A todos y especialmente a Mis hijos que usan la Medalla de la Sagrada Faz de Mi Hijo Jesús, que divulgan Mis Mensajes y Apariciones que hice con Mi Hijo a Mi hijita María Pierina di Micheli, doy hoy Mi Indulgencia Plenaria, la Indulgencia de la Faz de Mi Hijo y a todos bendigo con amor: de FÁTIMA… de CARAVAGGIO… y de JACAREÍ.”

SOR MARIA PIERINA DE MICHELI



El primer viernes de Cuaresma 1936, la Hermana Maria Pierina De Micheli, quien nació cerca de Milán, Italia, informó una visión en la que Jesús le dijo:

“Deseo que Mi Faz, la cual refleja las íntimas penas de Mi alma, el dolor y el amor de Mi Corazón, sea más honrada. Quien Me contempla Me consuela”

La primera Medalla de la Santa Faz fue ofrecida a Pío XII quien aprobó la devoción y la Medalla.

En 1958, se declaró formalmente la Fiesta de la Santa Faz de Jesús como el martes de carnaval (el martes antes del Miércoles de Ceniza) para todos los católicos romanos.

LA VIDA DE LA HERMANA PIERINA

La Madre María Pierina, llamada por sus padres Josefina Francisca María, nace en Milán el 11 de Septiembre de 1890. Con 23 años ingresa a la Congregación de las Hijas de la Inmaculada Concepción de Buenos Aires, que era una pequeña comunidad recientemente fundada por la Madre Eufrasia Iaconis.
Desde el día de su ingreso a la comunidad, guarda una amistad profunda y verdadero sentimiento filial hacia la Madre Estanislada, que será su maestra, superiora y siempre confidente.
Entre 1919 y 1921 la Madre Pierina visita Argentina, en un breve paréntesis antes de asumir cargos de gran responsabilidad que afronta con total dedicación a pesar de su precaria salud.
Definitivamente en Italia, es elegida Superiora de la Casa de Milán en 1928, Superiora de la Casa de Roma en 1939 y, diez años después, Superiora Regional.
En el desempeño de sus tareas demuestra que es una mujer sumamente capaz, de una personalidad avasallante, con una actividad febril, que sabe conjugar siempre con una intensa vida interior.
Finalmente, después de innumerables fatigas nunca evitadas, llega el “no puedo más”.
Cuando la Segunda Guerra Mundial apenas había terminado y Roma estaba ocupada por las tropas de los aliados, el 26 de julio de 1945 en Centonara D’Artó, a los 55 años, bendiciendo a sus Hermanas y con los ojos fijos en el Divino Rostro, muere esta Hija de la Inmaculada.
Quien según tantos testimonios fue una persona serena, dulce, afable, dueña de sí misma en todo su comportamiento, siempre sensible para percibir los problemas ajenos, y también confiada para buscar su solución.

LA DEVOCIÓN A LA DIVINA FAZ DE JESÚS

 

En una extensa carta que la Madre Pierina escribió al Papa Pío XII brota una piedad apasionada:
“Humildemente confieso que siento una gran devoción por la Divina Faz de Jesús, devoción que me parece que me la infundió el mismo Jesús.”

Tenía doce años cuando un Viernes Santo esperaba en mi Parroquia mi turno para besar el crucifijo, cuando una voz clara me dijo:
¿Nadie me da un beso de amor en el rostro para reparar el beso de Judas?
En mi inocencia de niña, creí que todos habían escuchado la voz, y sentía pena viendo que la gente continuaba besando las llagas y ninguno pensaba besarlo en el Rostro.
Te doy yo Jesús el beso de amor, ten paciencia, y llegado el momento le estampé un fuerte beso en la cara con el ardor de mi corazón. Era feliz pensando que Jesús, ya contento, no tendría más pena.
Desde aquel día el primer beso al crucifijo era a Su Divino Rostro y muchas veces los labios rehusaban separarse porque me sentía fuertemente retenida.

La experiencia se repite cuando tiene 25 años, pero con otros prodigios:
En la noche del Jueves al Viernes santo de 1915, mientras rezaba ante el crucifijo en la Capilla de mi Noviciado, sentí que me decían: “bésame”.
Lo hice y mis labios en vez de apoyarse sobre un rostro de yeso, sintieron el contacto con Jesús.
¿Qué pasó? Me es imposible decirlo.
Cuando la Superiora me llamó era ya de mañana, sentía el corazón lleno de las penas y deseos de Jesús; deseaba reparar las ofensas que recibió su Santísimo Rostro en la pasión y las que recibe en el Santísimo Sacramento.

En este mismo Colegio de Argentina sucede otra aparición cinco anos después:

En 1920, el 12 de Abril me encontraba en Buenos Aires en la Casa Madre. Tenía una gran amargura en el corazón. Fui a la Iglesia y prorrumpí en llanto lamentándome con Jesús. 
Se me presentó con el Rostro ensangrentado y con una expresión de dolor tal que conmovería a cualquiera. Con una ternura que jamás olvidaré me dijo:
“Y Yo, ¿qué he hecho?”
Comprendí… y a partir de ese día la Divina Faz se convirtió en mi libro de meditación, la puerta de entrada a Su Corazón
De tanto en tanto, en los años siguientescontinúa la cartase me aparecía ya triste, ya ensangrentado, comunicándome Sus penas y pidiéndome reparación y sufrimientos, llamándome a inmolarme ocultamente por la salvación de las almas.

Entre 1920 y 1940, fecha en que data esta carta, el pedido de Nuestro Señor se sucede en reiteradas apariciones:
“Quiero que Mi Faz, que refleja las penas más íntimas, el dolor y el amor de Mi Corazón, sea más honrado. Quien Me contempla, Me consuela”

La Madre Pierina, que es siempre la fiel confidente, se hace portavoz de este ruego y, poco a poco, la devoción al Divino Rostro se va consolidando de un modo concreto gracias a la intervención milagrosa de la Santísima Virgen.
Quien ordena y dispone: un escapulario, una medalla, los medios para costearla, y una fiesta después del Martes de quincuagésima para honrar la Santa Faz.
Mientras tanto continúa la entrega o la inmolación oculta de la Madre Pierina. Como lo describe en su diario el día 5 de Septiembre de 1942:

Anoche en la Capilla le dije a Jesús: Jesús quiero ser tu gloria y tu alegría. Y Jesús me respondió.
“Ven. Te necesito. Hoy he buscado el gozo en tantos corazones y Me fue negado”.
Dime Jesús: ¿Qué debo hacer para suplir los rechazos que tuviste? Jesús, envuelto en ternura, me respondió.
“¿Quieres gozar las dulzuras de la unión Conmigo o sentir la pena de Mi Corazón por los pecados de los hombres?”
Lo que Tú quieras, Jesús. Y mi alma instantáneamente participó del dolor de Su corazón, dolor imposible de traducir en palabras.
Jamás, como en ese instante, comprendí qué cosa era el pecado… ¡Oh, Jesús! Que no te ofenda yo jamás… repara por mí, por los otros, como quieras… ¡Tómamelo todo!
Cuando volví en mí, se había cumplido el tiempo y me dispuse a retirarme. Entonces Jesús me dijo:
“¡Quédate un poco más conmigo! ¡Ya me dejas solo…!”
Al responderle yo que había pasado el tiempo que me indicara mi director espiritual, Su Rostro se iluminó.
“¡He aquí Mi Gloria! ¡La Obediencia!, me dijo.
“Deseo que Mi Faz, la cual refleja las íntimas penas de Mi alma, el dolor y el amor de Mi Corazón, sea más honrada. Quien Me contempla Me consuela” (primer Viernes de Cuaresma de 1936).

En 1937, mientras oraba y “después de haberme instruido en la devoción de su Divina Faz, me dijo:
“Podría ser que algunas almas teman que la devoción a Mi Divina Faz, disminuya aquella de Mi Corazón. Diles que al contrario, será completada y aumentada.
Contemplando Mi Faz las almas participarán de Mis penas y sentirán el deseo de amar y reparar. ¿No es ésta, tal vez, la verdadera devoción a Mi Corazón?”

Estas manifestaciones de parte de Jesús se hacían siempre más insistentes.
En Mayo de 1938, mientras reza, se presenta sobre la tarima del altar, en un haz de luz, una bella Señora: tenía en sus manos un escapulario, formado por dos franelas blancas unidas por un cordón.
Una franela llevaba la imagen de la Divina Faz de Jesús y escrito alrededor: Ilumina Domine Vultum Tuum super nos (Ilumina, Señor, Tu faz sobre nosotros);
la otra, una Hostia circundada por unos rayos y con la inscripción: Mane nobiscum Domine (Quédate con nosotros Señor).
Lentamente se acerca y le dice:

“Escucha bien y refiere al Padre Confesor. Este escapulario es un arma de defensa, un escudo de fortaleza, una prueba de misericordia que Jesús quiere dar al mundo en estos tiempos de sensualidad y de odio contra Dios y la Iglesia.
Los verdaderos apóstoles son pocos. Es necesario un remedio divino y este remedio es la Divina Faz de Jesús.
Todos aquellos que lleven un escapulario como éste y hagan, si es posible, una visita cada Martes al Santísimo Sacramento, para reparar los ultrajes que recibió la Divina Faz de Jesús durante su Pasión.
Y que recibe cada día en la Eucaristía, serán fortificados en la fe, prontos a defenderla y a superar todas las dificultades internas y externas.
Además, tendrán una muerte serena bajo la mirada amable de Mi Divino Hijo”

En el mismo año, Jesús vuelve a presentarse todavía chorreando sangre y con tristeza:

“¿Ves cómo sufro? Y sin embargo, por poquísimos Soy comprendido. ¡Cuántas ingratitudes de parte de aquellos que dicen amarme!
He dado Mi Corazón como objeto sensibilísimo de Mi Gran Amor por los hombres y doy Mi Faz como objeto sensible de mi dolor por los pecados de los hombres: quiero que sea honrado con una fiesta particular el Martes de Quincuagésima, fiesta precedida de una novena en que todos los fieles reparen Conmigo, uniéndose a la participación de Mi Dolor.”

En 1939, Jesús de nuevo le dice:
“Quiero que Mi Faz sea honrada de un modo particular el Martes.”

La Madre Maria Pierina de Micheli sentía el deseo de Nuestra Señora más y más fervientemente de cumplir con el pedido.


Ella obtuvo el permiso de su director espiritual y aunque no tenía ningún medio financiero, se puso a la tarea a petición de Jesús y María.
Obtuvo el permiso del fotógrafo Bruner para hacer copias de la Sábana Santa, reproducida por él, y recibió el permiso para hacerlo por la Arquidiócesis de Milán el 9 de Agosto de 1940.

Pero sigue esperando más medios financieros, pero la fe de la reverenda Madre lo pudo.
Una mañana vio sobre una pequeña mesa un sobre: lo abrió y encontró 11.200 liras italianas.
El diablo, enfurecido por esto, cayó sobre su alma para asustarla y prevenir la distribución de las Medallas: la tiró al suelo en el pasillo y escaleras abajo, rasgó las imágenes y fotos de la Santa Faz, pero ella dio consiguió realizar todo.
Toleró y se sacrificó en todo para que la Santa Faz pudiera ser honrada.
Maria Pierina logra hacer acuñar una medalla en lugar del escapulario. El 7 de Abril de 1943, La Virgen se le presenta y le dice:
Hija mía, tranquilízate porque el escapulario queda suplido por la Medalla con las mismas promesas y favores: falta solo difundirla más.
Ahora anhelo la fiesta de la Santa Faz de Mi Divino Hijo: díselo al Papa pues tanto Me apremia.” La bendijo y se fue.

La Medalla se difunde con entusiasmo. ¡Cuántas gracias se han obtenido! Peligros evitados, curaciones, conversiones, liberación de condenas.


Para conocer acerca de la Medalla y Sus Promesas deben acceder al siguiente link:

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