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miércoles, 2 de agosto de 2017

28 de Julio de 2017 - Mensaje de San Judas Apóstol a través del Vidente Marcos Tadeo

Jacareí, 28 de Julio de 2017
Transmisión de las Apariciones Diarias en vivo vía internet en la WebTV mundial: www.apparitionstv.com




ANIVERSARIO DE CARLOS TADEO NUNES

MENSAJE DE SAN JUDAS APÓSTOL


“Amadísimo hermano CarlosTadeo, hoy, vengo nuevamente del Cielo para bendecirte y para decirte: ‘Felicidades, feliz aniversario, que todas las gracias y todas las bendiciones del Cielo caigan hoy sobre ti.’
Amado hermano Mío, cómo te amo, no puedes imaginar cuán grande es el amor que tengo por ti y lo cuanto te defiendo, cuanto te protejo, cuanto te quiero bien.
Queda sabiendo que cuando Yo estaba predicando, anunciando la buena nueva del Evangelio por todas partes, cierta vez llegué a una Ciudad y comencé a predicar el Evangelio. Muchos habitantes de aquella Ciudad se convirtieron, sin embargo, otros no quisieron convertirse; y viendo que perderían muchas almas para la fe de Nuestro Señor, pues, ellos eran sacerdotes de dioses paganos, tramaron Mi muerte. 
Sí, un día, Me esperaron en una calle desierta, Me golpearon tanto que Me juzgaron muerto, pero por la gracia de Dios y por el auxilio de Mi Reina Santísima, sobreviví. Ella vino a Mí, Me apareció y Me dio fuerzas para poder levantarme y proseguir Mi camino. Y mientras Ella hablaba Conmigo, Me mostró a ti amado hermano, Me mostró tu futura obediencia a Ella, tu futuro amor a Ella y al Señor. Y el conocimiento de que tú serías el fruto de todos aquellos dolores, de todos los sufrimientos que padecía, Me confortó y Me dio nuevo ánimo para seguir en frente.
Sí, consolaste muchísimo Mi Corazón en aquel momento. Sí, en aquella visión, a pesar de que Mi cuerpo estuviese todo reducido a un solo dolor y a una sola llaga, Mi Corazón re-jubiló y entonces, verdaderamente, recobré ánimo y Me puse en frente anunciando la buena nueva del Señor.
Mi Reina Santísima desapareció y volvió junto a San Juan Apóstol con los Ángeles que la acompañaban en la Aparición y entonces, tomando de nuevo Mi cayado, seguí en frente anunciando la buena nueva del Señor. 
Volví para la misma Ciudad y entonces, prediqué aún con más fuerza el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo. Aquellos Mis perseguidores viéndome aún vivo, se admiraron mucho, pero incluso así no quisieron convertirse. Entonces, ellos tramaron una cosa mucho peor contra Mí, levantaron contra Mí falsas acusaciones, sobre todo, forjaron un robo de algún objeto de un rico señor y Me llevaron al tribunal, al juicio. Y entonces, decretaron que Yo debería ser apedreado. Pero Mi Reina Santísima no permitió, Ella los tornó rígidos como estatuas de piedra, de modo que Yo pude alejarme de aquella Ciudad e irme lejos para otra región, salvando así la Madre del Cielo Mi vida. Pero en el juicio sufrí mucho y ya tenía como cierta la hora de Mi muerte, ofrecí entonces aquella gran angustia por ti. 
Ve amado hermano Mío cuanto te amo y cómo todo ofrecía Yo por ti. Debes por lo tanto sentirte feliz, porque esos Mis méritos pertenecen también a ti y puedes disponer de ellos para alcanzar muchas gracias para ti. Todo aquello que fuere Voluntad del Señor y que pidieres a Él por esos Mis méritos, por los méritos de esos Mis sufrimientos, todo te será concedido.
Pide el aumento de la Llama de Amor en ti y eso será dado. La Llama de Amor es lo que más debes pedir, es lo que más debes desear. Para poseer esa Llama de Amor de la Madre de Dios, esa misma gracia que Yo poseía en grado tan grande, en gran intensidad y plenitud, para poseerla, debes renunciar a todas las cosas terrenas que te impiden de poseerla, que ocupan un lugar en tu corazón, que debe ser sólo de ella y todo lo que enfría esa Llama en tu corazón. Así, esa Llama entrará en tu corazón, crecerá y arderá grandemente y poderosamente, e inclusive esa Llama calentará los corazones fríos que estuvieren a tu alrededor.
Toda alma de buena voluntad, toda alma que fuere de la verdad y predestinada, aceptará los Mensajes de la Madre de Dios que tú divulgas y aceptará la Llama de Amor de Ella, será fiel a Ella. El alma que no fuere de la verdad, que no fuere de buena voluntad, esa alma rechazará el Mensaje de la Madre de Dios y todo lo que hablas, porque ella es hija de las tinieblas y el alma que es hija de las tinieblas, no se aproxima de la luz y tiene odio de la luz.
Por eso Mi hermano, no te desanimes por causa de esas almas frías y duras. Ve siempre en frente en busca de aquellas almas que son de la luz y están apenas esperando el anuncio de la luz, el brillo de la luz, para correr para ella. Sí, tú eres una luz que la Madre de Dios encendió en el mundo juntamente con Nuestro amadísimo Marcos, para iluminar la tierra en este tiempo de tantas y tan densas tinieblas. Ve en frente, adelante y no temas. Yo estaré siempre contigo y nunca te dejaré.
Hoy, en el día de tu aniversario, derramo una copiosa lluvia de bendiciones sobre ti, frutos de esos Mis méritos, de esos sufrimientos, de esos martirios que Yo padecí por Nuestro Señor y por Nuestra Reina Santísima. Todos esos méritos, aplicados sobre ti, se tornarán gracias abundantes del Sagrado Corazón de Jesús, del Corazón Inmaculado de María y del Corazón de San José. 
Sí, y esas bendiciones permanecerán contigo por toda tu vida hasta tu partida de este valle de lágrimas. Hoy fuiste muy enriquecido por Mí, muy enriquecido por la Madre de Dios, muy enriquecido por todo el Cielo; Ella, Nuestra Reina Santísima, te manda felicitaciones, abrazos y muchas bendiciones por tu aniversario.
No temas nada, porque todo el Cielo está siempre cuidando de ti. Ama siempre más a aquella que te amó primero y siempre te amará. Ama a tu hijo Marcos, que incluso cuando no sabías que él te quería para su padre, ya te amaba, ya te amaba mucho. Ama el hijo de las profecías de la Madre de Dios, ama el hijo de la promesa, el hijo de la esperanza de la Madre de Dios, para que entonces, por intermedio de él, puedas recibir aún más la benevolencia, el agrado, el beneplácito del Señor y de la Madre de Dios.
Todo aquél que ama a un apóstol de Cristo, ama al propio Cristo. Él mismo dijo en el Evangelio: ‘Quién los recibe, me recibe. Quién los odia, me odia. Quién los desprecia, me desprecia.’ Muy bien, si tú amares a este hijo predilectísimo del Sagrado Corazón de Jesús y de la Madre de Dios, estarás amando al propio Dios, a la propia Madre de Dios, que a él aparecen y que lo escogieron para ser su porta voz, su embajador, su mensajero y su hijo predilectísimo en la tierra.
Debes sentirte feliz, porque nunca se oyó decir que una reina diese a cualquiera, un hijo suyo predilecto. Sí, una reina no da ni su hijo, ni ningún bien que es muy caro a su corazón, a ningún otro. La Reina del Cielo dio a ti amado hermano, a aquél que es Su hijo predilectísimo, Su benjamín, Su serafín predilectísimo de amor y el hijo que durante 26 años da a Ella: inmensa gloria, consolación, amor, fidelidad y alegría, y sobre el cual posa la mirada de Ella. Sí, fue en él, en los ojos de él, que Ella reflejó Su bulto bellísimo y luminoso, para que toda la humanidad pudiese verla y creer en Ella. Sí, nunca se oyó decir que nadie hubiese tenido en sus ojos reflejado el bulto bellísimo de la Madre del Señor.
En los ojos de este tu hijo, ese gran milagro aconteció, no una, pero muchas veces, porque él es verdaderamente el espejo clarísimo, limpísimo, purísimo, donde la Madre de Dios puede reflejarse para que todos puedan ver Su presencia, conocer Su Amor, ver Su luz, vislumbrar Su luz. Sí, este es el hijo que la Inmaculada te dio, alegre tu corazón, porque Ella hizo a ti una gran honra, deferencia y gracia que no será dada a ningún otro mortal. 
Exulta de alegría, porque si eso hubiese sido dado a San Alfonso, Él habría muerto de amor. Si eso hubiese sido dado a Mí, por ejemplo, Yo moriría traspasado por una lanza ardiente de divina alegría y amor. Debes pues amado hermano, sentirte feliz, rico y extremamente, sumamente amado por la Santísima Trinidad y la Madre de Dios, que te favoreció de un modo sin igual. Continúa en el camino de la gracia, de la santidad, de la oración y del amor. 
Rece el Rosario, rece siempre Mi Coronilla. Por esas oraciones, mucho aún lucrarás y recibirás de la bondad divina.
Yo, Judas Tadeo, te bendigo y te cubro con Mi Manto de amor ahora: de JERULASÉN… de NAZARET… y de JACAREÍ.”

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